
Antes de adentrarnos en que podemos hacer con nuestras actitudes moralistas que nos están llevando por el camino equivocado, podríamos recoger las principales ideas de las dos primeras partes, aunque es recomendable recoger toda la información de las dos entradas anteriores:
-No existe esa moral de bueno y de malo. Esa moral la han ido creando, cambiando y manipulando filósofos, políticos, religiones, científicos... Ellos son los que han ido creando las ideas de bueno y malo. Estos son buenos, estos son malos. Esto es bueno y esto no…Esto es pecado y esto no. Y ellos se han hecho poseedores de la verdad en base a razonar su visión de la verdad, "su verdad".
-En base a esa visión de la verdad, se ha impuesto una forma de vivir y de entender la vida. Nos han llevado a vivir la moral estableciendo unas maneras de vivir y de relacionarnos. Han ido determinando a través de esa moral, unas condiciones de justicia, de normas, de leyes y prohibiciones y con ello han ido eliminando cualquier otra posibilidad que no fuese la ya prevista y establecida.

-Además, cada un@, dentro de todas esas morales del entorno, también vamos a desarrollar nuestra propia moral particular…y lo que a mí me parece lo mejor, a la persona de al lado le puede parecer lo peor del mundo…y podemos decir “yo hago lo que creo que tengo que hacer”… y lo que realmente vamos a hacer, está y viene condicionado e influenciado por las morales del exterior.
-La moral parte del razonamiento humano de lo bueno y de lo malo. No es algo Universal, ni parte de la ley de Dios. Dios no tiene ley ni moral; y si la tuviese, sería y es, algo incomprensible dentro de la lógica-razón del ser humano; por todo ello, no forma parte de la esencia, de la naturaleza espiritual del ser humano.

-La moral va a generar en cada un@ de nosotr@s: Un juicio o enjuiciamiento, una culpa y un castigo. Son tres elementos que son inseparables, es decir, uno no existe sin el otro. No hay culpa, si no hay un juicio personal previo. No hay castigo, si no hay culpa, a la vez…que no hay enjuiciamiento o juicio, sin una pena o castigo.
-Siempre que haya alguien que juzge, que diga…que lo que ha pasado ha sido bueno o malo, siempre va a haber un culpable. Si no hay alguien que hace un juicio personal de que las cosas sean buenas o malas, o de que las cosas tengan que ser de una determinada manera, no hay culpas ni culpables. Así de simple
-Cuando alguien está en una posición superior o una posición de poder, se va a creer poseedor/r@ de la verdad… (de decirnos lo que esta bien o está mal, lo que es bueno o lo que es malo) ese alguien se va a erigir en juez y verdug@ de los demás.
Y un@ mism@ también. Cuando un@ se siente culpable, es porque siente que lo que ha hecho ha estado mal, ha sido mal@, ha pecado o ha transgredido la ley de los demás o la opinión o el juicio personal de cómo tienen que ser las cosas.

En definitiva, dolor, sufrimiento y enfermedad. Además de dañarse nuestro cuerpo físico y mental, pues también salpica a otros….hijos, pareja, amigos, vecinos, pueblos, paises…envuelve a todos.
-Las normas y la moral nos hacen rígidos e inflexibles. En la manera que pensamos y actuamos de una forma inflexible e intolerante con los demás, siempre vamos a ver culpables o nos vamos a sentir culpables. Si solo vemos nuestro punto de vista y lo mantenemos como incuestionable…siempre vamos a estar sobre la base de la crítica y el enjuiciamiento. Esa inflexibilidad e intolerancia, nos pone en la posición de que son los demás los culpables de la situación.
Todos y todo tiene la culpa de lo que nos esta pasando o de lo que nos ha pasado.
Son esas personas que siempre se están quejando por todo. También esa posición se va a volver contra nosotr@s, ya que cuanto más rígidos somos con las cosas y las personas, mas culpable nos vamos a sentir.
-El hecho de ser personas rígidas y poco flexibles, se va a manifestar –por ejemplo- en serias alteraciones en el ánimo, rigidez y otros problemas de huesos y articulaciones, problemas de estómago, ulceras, estreñimiento, hemorroides, tumores, enfermedades autoagresivas…
¿QUE PODEMOS HACER?
Así hemos ido evolucionando hasta hoy, manteniendo y potenciando esa actitud. No hemos cambiado nada, sino que hemos ido dificultando y empeorando -tanto a nivel de países como a nivel personal- nuestra convivencia, nuestras relaciones y nuestra salud.

Y ¿Qué podemos hacer para salir de esta situación?.
Seguir la única ley o mandato que existe como verdadero desarrollo de esa moral que busca el desarrollo de lo bondadoso. La única ley que si es común para todos. Esa ley no tiene ni colores, ni banderas, es para todos. Y tampoco tiene tiempo… en el sentido de que ayer fuese mala y hoy sea buena.
Y probablemente descubramos que no es tal ley. ... que no condena, que no hace culpables, que no castiga... sino que es la fuerza que impulsora la verdad del hombre. Y que es capaz de disolver los juicios, las culpas, los miedos, las mentiras….
“La ley del corazón”

El corazón no conoce de buenos o malos, de juicios de condenas y de castigos.
El corazón del hombre se expresa en la ternura, en lo flexible, en lo bondadoso, en la sinceridad…en lo mejor de cada un@.
La moral con sus juicios, culpas y castigos lo que hace es que se potencie el miedo y fracase el amor
Cuando uno vive en la ley del corazón, esta vibrando en esa fuerza que llamamos Dios, en esa fuerza que no castiga y deja hacer.
El cielo no juzga al hombre, le deja hacer, le deja que se equivoque, porque es a través del error como puede aprender.
Si el cielo o Dios nos juzgase alguna vez, lo haría en base a las oportunidades que se nos dio para amar y no las aprovechamos. A las ocasiones que tuvimos de disfrutar y no lo hicimos. A las ocasiones que se nos dieron de mostrarnos en la virtud, en lo mejor de cada un@ y las dejamos escapar.
No nos juzgaría por los errores que cometimos, esos ya estaban previstos en el guión de cada un@ y formaban parte de nuestro aprendizaje.
En el corazón de cada un@ se alberga ese sentimiento de amor del hombre.
Y ese amor, ese corazón no entiende de razones. Cuando un@ está enamorad@ hace las cosas con el corazón, se hacen locuras porque no razonamos, no hay dudas, no hay miedos…no hay juicios, no hay culpas.
Porque en ese amor esta él, y en ese amor él se descubre en nosotros, y en la persona que amamos.
Seguro que alguna vez tod@s hemos dicho:
“Lo hice de corazón”. Y si de verdad se hizo así, -de corazón- se hizo de forma enamorada y no hubo espacio para la duda, para el miedo…y se hizo sin buscar un beneficio o resultados.

Porque la justicia, las leyes, los castigos aparecen… cuando fracasa el amor, cuando fracasa el sentir de amor que reside en el corazón de cada un@.
-La ley del corazón nos muestra que detrás de cada cosa o persona hay algo bello por descubrir.
-Nos enseña a valorar a las cosas y a las personas en lo que son.
-Nos hace ver que lo que pasa es porque tiene que pasar y el resultado no depende solo de nosotr@s.
Esa es la única ley que tiene el ser para liberarse.
Porque la culpa no existe cuando el hombre vibra en “la ley del corazón”
En el corazón de cada un@ está lo que se debe de hacer y lo que no se debe de hacer.
-No podemos imponer a los demás lo que cada un@ cree que está bien o está mal.
Podemos sugerir en todo caso. Si me lo piden, si no… mejor callar.
-Tenemos que empezar a respetar las opiniones de cada un@.
-Hacer lo que cada un@ siente que debe de hacer y dejar que los demás hagan lo que crean que deben de hacer. No tratar de imponer lo que nosotros haríamos.
No exigir nada a los demás Al hacerlo estamos haciendo que hagan lo que nosotros queremos.
Debemos aprender a asumir las responsabilidades propias de cada un@.Asumir mi responsabilidad me lleva a ser humilde y a disculparme.
La disculpa disuelve la culpa.
1-disculpa con uno mismo-Es asumir mi responsabilidad en los hechos. Reconocer y aceptar mi participación en ellos. Reconocer y aceptar de verdad mi error y luego hacer la labor interna para no caer más veces en el mismo error disuelve la culpa.
2.disculpar a los otros-Disolver ese dolor o esa ofensa hasta sentir que lo he disculpado.
Aceptar que el/la otr@ se equivoco, aunque no asuma su equivocación.
Eso no significa que las cosas tengan que ser iguales que antes. No pueden serlas…pero la disculpa nos tiene que llevar a otros estados de relación, no a la misma porque va a volver a pasar otra vez.
Cuando aparecen las leyes, aparecen también los derechos. El derecho aparece cuando ejerzo una posición de PODER sobre otr@. Cuando abandono esa posición de poder no ejerzo ese derecho que creo que tengo. Porque el derecho me lleva a exigir a los demás, generando en principio muchos problemas de convivencia, porque me llevan a la confrontación. No tengo derechos, tengo deberes.
Y nuestro deber es saber buscar dentro de cada un@, los elementos que nos lleven a reconciliarnos con nosotros mismos, con los demás seres humanos y con el entorno que nos rodea. Nuestra calidad de vida depende de nuestra calidad de amor.
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