sábado, 8 de agosto de 2009

LAS MANOS…EXPRESIÓN DE UN HACER SINCERO


Si nos fijamos un poco en las situaciones y acontecimientos que vivimos cada día, podremos ver que estas situaciones y acontecimientos se dan como consecuencia o en base a lo que sentimos. Hacemos y realizamos en base a como vivimos y experimentamos nuestras emociones y sentimientos.

Vivimos hoy en un tiempo en el que el ser humano –en general- ha perdido su sentir espiritual, por tanto en su hacer se nota esa falta de espiritualidad.
Llevamos una vida basada en el consumo, en tener más, en aspirar a más, en competir, en poseer…e inevitablemente esos elementos nos van a llevar a vivir con estrés, con miedo, con violencia…van a generarnos, peleas, resentimientos, envidia, rencor …y muchos son los seres humanos que llegan a la conclusión de que la vida tiene que ser algo más, de que algo se está haciendo mal e incluso much@s son los que se deprimen o dan un paso más y llegan al suicidio porque no le ven un sentido a su vida.

Sin duda, este es el resultado de un hacer equivocado, de un hacer llevado por el interés del momento, por el beneficio personal, por el dinero…sin darnos cuenta o sin ni siquiera creer que nuestro hacer, nuestro camino, nuestra vida…tiene un sentido espiritual. Una consecuencia de todo esto es la aparición del dolor, el sufrimiento, la enfermedad…

Dicho de una manera más simple; el dolor, el sufrimiento y la enfermedad se dan cuando el ser humano deja de hacer en la sinceridad de lo que debe de hacer, para hacer lo que él quiere hacer, en base al interés, al beneficio, al miedo, a la envidia, a la posesión….en esa medida pierde su camino, su sentido, su salud…

Aunque la ciencia diga que somos imperfectos y que no estamos bien diseñados, en nuestro cuerpo está la clave de nuestro hacer, de nuestra realización y de nuestra salud.

Si nos fijamos en como está diseñado nuestro cuerpo, vemos que en la parte más alta, la más cercana al cielo, tenemos la cabeza, y es –la cabeza- el lugar donde están nuestros sentidos, que son los que nos van a ayudar a orientarnos en nuestro camino. Son los que nos orientan en cada momento hacia donde ir.
Luego tenemos en la parte más terrestre, la más cercana a la tierra, nuestros pies, que son los que nos van a llevar cada día en ese camino. Son los que nos llevan en nuestra andadura.

Luego, tenemos las manos y son las manos, las que nos va a permitir un hacer. Y no es casual la posición de nuestros dedos. Y no es casual que cada uno tenga una forma, una constitución, una función, una habilidad. Nuestras manos nos van a decir cómo debemos desarrollar ese hacer. Nos van a marcar la referencia que tenemos que seguir.

Nuestras manos tienen cinco dedos. Y vemos que hay uno que está en el centro, en la mitad de nuestras manos.
Es el dedo medio, el dedo corazón ya nos da una pista de que en nuestro corazón está el sentido de nuestro hacer. También este dedo representa la individualidad de cada un@, lo que es cada un@ en sí mism@.

Nos dice que en los sentimientos de nuestro corazón, está el equilibrio. Que nuestro hacer tiene que ir guiado por lo que nos dice la sinceridad de nuestro corazón. No en un hacer que vaya en un sentido de beneficio, de interés… porque entonces no estamos siendo sinceros con nuestro corazón.

El índice es el que nos señala, el que nos indica que ese es el camino de nuestro hacer, que siguiendo ese sentido sincero del corazón vamos a descubrir nuestro verdadero camino. Es el que nos indica que ese sentido es el que tenemos que llevar. Es el que nos indica el camino del corazón.

Que en ese camino que tenemos que hacer, van a aparecer, obstáculos, dificultades y problemas…y que no son nada más que para que aprendamos…si los vemos con los ojos del corazón.
Esos obstáculos y dificultades se van presentan en nuestro camino en forma de apegos y de querer poseer. Ese sentido de poseer siempre nos va a llevar a una posición de defender, de luchar, de exigir, de defender, de controlar… lo que creemos que es nuestro y nos pertenece. Esos son los obstáculos y los problemas que nos impiden continuar el camino.
Y es sólo la sinceridad, la que puede eliminar el obstáculo.

El anular nos muestra que tenemos que anular y renunciar a esos apegos y a esas posesiones, porque solo así podremos continuar caminando. Porque nada ni nadie nos pertenece, eso es mentira y no nos podemos justificar con nada para seguir apegado o seguir poseyendo. Este dedo nos recuerda que tenemos que ser sumisos, humildes y aceptar. Que nada es bueno o malo en si. Lo que ayer le dimos la cualidad de malo, hoy lo podemos ver como bueno.

El pulgar (en el se recoge el sentido de la providencia) es el que nos muestra que en ese sentido sincero del corazón en el que vamos y nos dice hacia donde ir, se nos va a dar siempre lo que necesitamos para realizarlo y para realizarnos como seres humanos, en la vivencia de la espiritualidad.. Solo tenemos que confiar y tener fe en que así va a ser, porque esa providencia se va a dar en cada un@..

Es como cuando decimos… Bueno… ¡Que sea lo que Dios quiera!.
Es hay cuando recogemos ese sentido providencial de la existencia.
Es que en el fondo eso es lo que va a ser. Siempre es así. Lo que pasa es que nos empeñamos en que sea lo que yo nosotr@s queremos que sea y si no se da, nos enojamos … Nuestro ego.

Y solo dejamos actuar a la providencia cuando hemos apurado hasta el final y vemos que no podemos hacer nada.
Eso es lo que nos recuerda ese dedo meñique, ese dedo que parece que no vale para casi nada… Pero que sin el, no podríamos hacer muchas cosas.

El meñique nos recuerda que tenemos que ser sumis@s ante lo que el cielo pensó para cada un@ y humildes con los demás . El ser sincer@ lleva consigo, ser humilde y honest@… aceptando la responsabilidad de cada un@.

El no ser sincer@ conlleva no ser honest@ y humilde con los demás, porque no se acepta la responsabilidad de cada un@ y no se da la oportunidad de que el otr@ actúe en base a mi sinceridad, si no que actúa en base a mi mentira.
Y vamos a ser honest@s, vamos a ser humildes solo a través de rescatar la sinceridad.

El centro del ser humano, su guía, su referencia espiritual…es su sinceridad.
Solo a través de recuperar nuestro sentir sincero, recuperando la sinceridad, vamos a descubrirnos en lo que somos o podemos llegar a ser, vamos a descubrir nuestro camino y nuestro hacer...
La mentira solo va a ser un elemento que va a impedir que descubramos eso.

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